Caminar en Bejís es perderse en el mundo de los ríos y riachuelos, fuentes y pozas. Vamos, agua por donde mires y una biodiversidad especial. En eso el sendero local “Fuentes de Arteas” no es ninguna excepción y aunque sólo tiene unos seis kilómetros sorprende por la gran variedad del paisaje, por panoramas muy cambiantes y además da una idea de lo solitaria, dura y al mismo tiempo reconfortante que puede llegar a ser la vida rural.
El SLV-55 arranca en Arteas de Abajo a una altura de unos 850 metros, sube al lado de la ermita de San Juan por las empedradas callejuelas de la aldea y gira hacia un barranco de enorme belleza. La tierra rojiza contrasta
con el verdor de fuertes pinos rodenos, de enebros y carrascas. Un pequeño bosque de chopos -algunos aún muy maltrechos por las fuertes nevadas del invierno- está a punto de sacar las hojas, mientras pequeñas violetas lilas gozan del sol primaveral. Acompañados siempre del sonido del agua, pronto se llega a la Fuente Matías, la primera de muchas más.
Aún hay que subir un poco más hasta alcanzar la Fuente Gamellón y enganchar minutos después con la pista en dirección Arteas de Arriba. Desde aquí ya se podría volver a Arteas de Abajo por el GR-7, pero no sin haber visitado la curiosa Fuente Bullidores que también alimenta al viejo lavadero de la aldea. Una vez aquí, vale la pena seguir por el cauce del río Canales y el GR-7 al menos hasta alcanzar la Fuente Quiñón. Es solo una pequeña prolongación de la caminata que también pasa por las preciosas pozas de Arteas. Lo dicho, agua por donde mires…