P=k2πrγ

Lo ha vuelto a hacer. Por fin. Después de meses y meses sin lluvia, el cielo ha tenido compasión. ¡¡Ha llovido!! Una lluvia tímida, eso sí, pero al menos volvemos a ver ese bonito espectáculo de las gotas de agua agarrándose a las hojas de árboles, arbustos y flores. ¿O son ellas las que intentan mantener el frescor? 

Cierto que sólo hablamos de unas cuantas gotas, aún no hace falta la Ley de Tate P=k2πrγ para medir su escaso peso de 0,005 g o su tensión superficial. Basta con saber que son un bonito espejo para la naturaleza y un gran alivio que hace respirar a la tierra.