Dos antenas, seis patitas, una cintura de envidia, feromonas que siempre causan efecto y encima unos cerebros. Son el tipo de animal que fascina, sorprende y… te puede sacar de quiciooooooo!, mantenerte en alerta durante días, semanas, meses, años… Sí, hablamos de las hormigas, en concreto de “nuestras” hormigas que pueblan la finca, trabajan sin parar y alguna que otra vez nos hacen visitas igual de inesperadas que algo incómodas. Pero, seguimos adorándolas.
Es todo un espectáculo rural poder observar cómo no se resignan nunca a llevarse su trofeo aunque sea el doble o el triple más grande que ellas y tengan que emplear un real sentido común. Si una sóla no puede –cosa que sucede pocas veces ya que son capaces de mover objetos del deseo hasta ¡50 veces más voluminosos que su propio peso!- se juntan para “tirar del mismo carro”.
Con impresionantes velocidades recorren distancias equivalentes a una buena caminata y de paso airean con sus pasillos subterráneos la tierra. A lo largo de toda la finca las mini colinas, resultado de sus incansables excavaciones, les desvelan. Trabajo en equipo a lo grande.
Cierto que no siempre causan fascinación. Basta con pedir ayuda al mundo y googelear “remedios contra hormigas” para verse confrontado con 135.000 resultados que abarcan desde duchas con agua caliente pasando por chorros de aceite de lavanda hasta barreras de escayola. Aparte de que algunos consejos no parecen muy atractivos -¿quién quiere la cocina llena de yeso? -, más vale hacerse la idea que de poco servirán. Porque “formicidae” no sólo es un insecto formidable, además es enormemente inteligente. Y encima, estimando que existen entre mil y diez mil billones de ejemplares, el “enemigo” siempre nos sacará ventaja.
Así que intentamos no darles lugares apetecibles para visitar dentro de casa y ofrecerles terreno a remover a lo largo de la finca. Eso sí, esperando que no formemos parte de algo parecido a lo que descubrió el biólogo suizo Laurent Keller: la colonia de hormigas más grande del mundo. Se extiende a lo largo de unos 5.700 kilómetros desde la costa de Italia hasta el noroeste de España y Portugal y está formada por millones de nidos y miles de millones de animales. En este caso concreto, se trata de una hormiga argentina del tamaño de tan sólo 2 milímetros que corre camino a convertirse en el depredador “más grande” del mundo amenazando hormigas autóctonas y ecosistemas enteros – pasando de formidable a feroz.