Una visita previa al zoo o un documental sobre el antártico pueden ser útiles. Las focas, por ejemplo, tienen la perfecta “traga-técnica” aplicable a una cita culinaria que se está acercando. Y también pelícanos pueden darnos una idea de la idónea posición “boca-cuello-nuca” que hará falta para salir airoso del evento. Por decir algo. Porque quien se apunte a la próxima “Calçotada” en Jérica debe saber que es un acontecimiento no apto para comensales tímidos o atildados. Es más, quien come calçots, sabe que no va a hacer una buena figura. Pero disfrutar…
El gran día de la cebolleta blanca Allium cepa L. tendrá lugar el sábado, 23 de marzo, en el parque de la Fuente de Randurías. A manos de la Asociación Gastronómica Cantharellus se disfrutará de una “Calçotada popular” -con juegos tradicionales incluidos- que no sólo seduce con sabrosos calçots y salsa romesco, sino también con panceta, longanizas, morcillas, chorizos y güeñas preparadas en una barbacoa gigante.
Y en la brasa también está el intríngulis: Y es que las cebollas se preparan al fuego vivo hasta que estén totalmente chamuscadas. Lo que en circunstancias normales se diría quemadas. Vamos, para tirarlas a la basura directamente. Pero no. Sólo hay que seguir los pasos de la tradición calçotera, originaria de Valls (Tarragona), para descubrir un manjar especial: Los calçots “carbonizados” se envuelven en papel de periódico y se sirven directamente en la mesa donde el lema es “manos al tallo”. Sin ninguna ayuda de utensilios, o sea sólo con las manos, se quita la capa chamuscada, se unta el calçot en salsa romesco y – estirando el cuello al estilo cigüeña – se deja deslizar por la boca. Hay que “engullirlo” como sea, elegante no va a quedar. Tampoco hace falta empezar cogiendo la cebolleta con las puntitas de los dedos porque pronto uno se da cuenta de que las manos se convertirán en fiel reflejo de lo que se está comiendo.
Y con suerte sólo son las manos. Y mientras que éstas se pueden lavar acto seguido (menos mal que está la Fuente de Randurías), conviene ponerse una servilleta al estilo peto en pecho si se quiere llegar algo decente al postre. Y seguro que éste vale la pena al igual que todo lo anterior deglutido. Habrá crema catalana acompañada de cafés y licores.
Todo esto y la experiencia única de presenciar la preparación de una Calçotada se puede disfrutar por 20 euros por persona. Inscripciones hasta el día 18 de marzo a nombre de la Asociación Gastronómica Cantharellus en la Caja Rural de Jérica.
P.D.: Conviene saber que servirse de cualquier artilugio para pelar los calçots en tierra de ellos, o sea en Cataluña, se considera “una mica pijolera”.
P.P.D.: En caso de haberse emocionado demasiado y haberse pasado con los platos, se recomienda un paseo por los 6.000 metros cuadrados del bonito jardín-parque colindante con sus aproximadamente 100 especies de plantas distintas.