Hallazgos locales
Uno de los primeros paseos desde Sharíqua suele llevar a Jérica. Y es que visto desde casa, el pueblo llama mucho la atención por su ubicación, sus calles y casas que abrazan la colina, su silueta única caracterizada por la emblemática torre campanar de estilo mudéjar.

Así que después de un bonito paseo por las huertas y a tan sólo 15 minutos andando desde Sharíqua, se descubre un pueblo con sabor rural y muchos siglos de historia.

Es la Jérica de los romanos que pusieron las bases del pueblo. La Jérica -mejor dicho la Shariqua- de los árabes que tanto influyeron en la riqueza patrimonial, el diseño de las calles y el desarrollo de las huertas.
Y sobre todo es la hasta hoy bien conservada Jérica medieval con sus tres recintos amurallados, su imponente torre mudéjar, sus torreones y portales y sus estrechas callejuelas. Lugares que vieron pasar historias tan rocambolescas como el amorío entre el rey Jaime I. y Teresa Gil de Vidaurre o la reconquista de Jérica por el mismo rey a los árabes.
Quien después de tanta historia emocionante y tanto callejear arriba y abajo necesite un respiro, lo encuentra en el río que rodea al pueblo y lo ha obsequiado con la llamada “Vuelta de la Hoz”. Un bonito paseo a sus orillas con un impresionante paisaje fluvial, bancos donde descansar u observar a valientes escaladores.
Si la Jérica de día es todo un descubrimiento, no hay que perdérsela de noche. Al menos no los románticos entre nosotros…